Ontología Creativa – lo que somos y qué no somos

Ser como el río que fluye, dicen muchos, inclusive, cierto lucrativo escritor se atrevió a nombrar un libro como tal. Pero, y si me pregunto ¿por qué un río?, ¿qué es este, y por qué fluye?

flowing-riverOntológicamente – y diluyendo la fuerza de todo hecho biológico, geográfico o físico – un río, es un ente universal como a la vez es concreto: podemos visibilizarlo, posee materia, es materia, la mayoría está de acuerdo cómo son y no es tan neces
aria la intuición. Ahora, la razón por la que fluye es que, y según Heráclito, «en el mismo río no nos bañamos dos veces» ya que «todo se mueve y nada permanece, (..) en el tiempo que nos toma mover el pie para dar el segundo paso, el agua ha continuado corriendo hacia delante, las orillas han cambiado un poco, y el río ya no es el mismo».

Para Heráclito, nombrar las cosas era una forma de imponer estabilidad al flujo de la realidad, ya que, nada permanecía igual de momento a momento, dado entonces, que cualquier conocimiento que creyéramos poseer era ya obsoleto al momento de adquirirlo.

 

La magia de este pensamiento, está en la existencia de una semejanza entre nosotros como especie y la sencillez de un río.

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Heráclito, en su impermanencia.

Pues, de tal forma, entendemos que un río es una entidad estable en realidad de flujo para lograr reciclar su materia, su entidad, su estado; logra existir porque cambia instante a instante, algo para nada lejano a nosotros, los humanos, quienes también nos mantenemos estables gracias a nuestra circulación orgánica interna sumada a la recirculación en el espacio-tiempo, donde vivimos y cómo vivimos, donde nos movilizamos día a día; reciclamos nuestras ideas, pensamientos, memorias y nuestro organismo sobrevive un día más.

 

Al igual que nuestro ente de observación, el río, somos entes identificables, universales como concretos, hechos de materia y genéticamente entrenados para reconocernos, diferenciarnos, entendernos entre sí, pero hay algo más en nosotros, algo que me lleva hoy a escribir y a vos a leer, algo que nos lleva a entender conceptos y generar criterios, intuición; estamos compuestos por formas abstractas: la mente, opinión, emociones, la creatividad.

Al ver a un cerebro no vemos la mente, al ver a una persona no se ve su creatividad, entonces ¿por qué lo somos? y ¿qué somos cuando somos creativos o pensamos?

Es complicado limitarse a solo ser concreto y casi imposible volverse inerte, pues lo que más nos abruma día a día, es este ser abstracto, la mente, lo que hacemos o no con ella, el tinte que le damos a la vida dependiendo de cómo nos sintamos o qué pensemos de algo, es así, que la ecuación da como resultado que somos más mentales que orgánicos, más abstractos que concretos. Nos alimentan los recuerdos, las emociones, la visión del futuro y el placer del presente; nuestro cuerpo sobrevive sin ingesta de alimento y nuestra mente se agobia o se sonroja en nuestros sueños.

Ahora, recapitulemos esas dos últimas palabras: nuestros sueños. ¡Podemos soñar! ¿Qué clase de ser universal es capaz de aspirar a tales cosas? ¿En cuál rama de la ontología caben y qué son? ¿Criaturas, entes, ideas?

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Dead Poets Society

En parte, son una malformación del pasado y del presente, proyectadas al futuro. Mágicos en un mundo inexistente, dicen algunos, pero son concebidos en nuestra mente, algo que, en teoría, tampoco es visible, existente, sin identidad pero no discutimos su realidad, por lo tanto, ¿qué son nuestros sueños y por qué soñamos?

Claro, están las respuestas sicológicas, emocionales y hasta médicas de la anterior pregunta, pero vamos más allá de tal realidad, la explicación ontológica. Y para eso, cabe destacar lo que es la ontología: todo y nada. El todo de lo que sucede, existe, el ya, este momento; y el nada de lo que pasó o es. El nada también está compuesto por todo, ya que son las opciones, decisiones, emociones que no ocurrieron y que forman parte de lo que sí ocurrió – u ocurre – para ser más concretos.

La ontología es lo que hay, lo que somos, no se trata de lo que fue o será, y los sueños son ramificaciones metafísicas de nuestra mente e ideas, proyecciones realizadas en el hoy, logrando así formar parte de la actual existencia.

Esto me lleva una vez más hacia atrás, a responder las preguntas ¿qué es la creatividad y qué somos o hacemos cuando somos o pensamos creativos?

Y mi parecer, es que esto no es más que nuestro estado natural de flujo, la realidad que mantenemos como ente, ser creativos es nuestra circulación continua de «agua».

La creatividad es la mente. Somos creativos por el hecho de pensar. Todos pensamos, todos tenemos el derecho, la libertad y la biología para hacerlo, y tan solo ese facto es para mí un acto creativo, un acto de rebeldía contra la naturaleza, lo universal y lo concreto. Pensar es la facultad de la creatividad. Podrán decir que hay quienes lo son más que otros, y mientras la biología y la genética puedan tener sus cartas en el juego, considero que no se trata de ser «más» creativos que el otro, sino de entender ontológicamente la realidad de ser creativo.

Procedo a explicar. Por supuesto no lo hacemos conscientemente, de niños entender o tan solo pronunciar tal palabra sería un acto de prodigio – o de otro mundo – pero hay quienes comprenden de forma inconsciente que lo que somos y nos estructura es la vivencia del ya, el flujo continuo de hoy, y al enfocar todas nuestras energías y la condición abstracta de pensar, es claro que somos capaces de ser creativos – aun más que otros. De igual forma no existe un «creativiómetro», por dicha tampoco existe un ministerio o una ley que regule la creatividad, que establezca parámetros de lo que es y no es, de que es más o menos. Es el hecho de que hay quienes lo son constantemente, sin embargo, esto no es gran cosa ya que no hay otra forma de vivir, es decir, las orillas del río cambian intermitentemente, y es así, como nuestras aguas deberían de fluir.

La creatividad tampoco es un ser foráneo que toca a nuestra puerta la esperemos o no, es más como aquella planta dentro de nuestro hogar que necesita ser regada, día a día, sin embargo, es muy fácil olvidarla, ignorarla y, al paso del tiempo, se marchita, pierde su color, su vida, no muere, pero toma mayor trabajo y tiempo devolverla al estado natural para que crezca.

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Creo que ya me explico cuando se trata de qué somos o qué no somos cuando pensamos creativamente, es más bien de que somos al hacerlo, y no somos cuando dejamos de hacerlo, algo así como dijo Descartes; el hecho aquí, es desmenusar el sentido de la creatividad, que al final reside en crear y si no estamos creando, no estamos en flujo.

Carpe diem es un cliché, pero los clichés son así por algo, a partir de hoy tenés la razón ontológica, que nos dice que no hay nada más que el hoy y lo que hay, así que no hay otro momento qué vivir, ni otra forma.

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